DOMINGO, 10 de febrero.

Se celebra el segundo domingo de san José, el Padre del silencio, pues no se conserva ni una sola palabra suya, nombre con el que fue bautizado Joseph Ratzinger, y también la fiesta de santa Escolástica, hermana de san Benito, patrón de Europa, cuyo nombre ha sido elegido para su pontificado.

Las lecturas explican la vocación profética y apostólica del profeta Isaías (6,1-2a.3-8) y del Apóstol San Pedro (Lc 5,1-11) que son dos modelos humanos de vocación santa hasta el martirio.

Isaías se duele de la corrupción religiosa y social de su pueblo y pide a Dios la purificación, porque ha visto al tres veces Santo y la tierra llena de su gloria.

El Señor, para arreglar tal desaguisado, le pregunta

«¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí?»

Isaías respondió libremente:
«-Aquí estoy, mándame.»

El Apóstol San Pedro, según cuenta san Lucas (5,1-11) en la escena de la pesca milagrosa en el lago de Genesaret, después de ver el poder de Dios, dice:

«Apártate de mí, Señor, que soy un pecador»

El Salmo 137 dice: «Señor, no abandones la obra de tus manos.»

El Papa Benedicto–Pedro-Isaías- son obra de las manos de Dios, como todos los que permanecen fieles a su vocación.

La Segunda Lectura de la 1ª Carta del Apóstol San Pablo a los Corintios (15,1-11) dice:

«Por la Gracia de Dios soy lo que soy, y su Gracia no se ha frustrado en mí. Antes bien, he trabajado más que todos ellos. Aunque no he sido yo, sino la Gracia de Dios conmigo.»

Es la humildad conquistada por la Gracia y no por los méritos propios de Isaías, de Pedro y de Benedicto.


LUNES, 11 de febrero

Comienza el Libro del Génesis (1,1-19):

«Al principio creó Dios el cielo y la tierra»

El Salmo 103:
«Goce el Señor con sus obras».

«¡Bendice, alma mía, al Señor!».

San Marcos (6, 53-56) dice que «cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaban los enfermos en camillas […]; y los que lo tocaban se ponían sanos.»

El día 11 de febrero de 1858 es la primera aparición de la Virgen de Lourdes, y en sus múltiples apariciones ha recomendado el rezo del Santo Rosario por el que tantas personas han sido curadas en el alma y en el cuerpo, y la Iglesia celebra ese día la Jornada Mundial del Enfermo.


MARTES 12 de febrero

Continúa el libro del Génesis (1,26-31):

«Y dijo Dios:

-"Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza" […]
y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó. Y los bendijo Dios y les dijo:
"-Creced, multiplicaos, llenad la tierra y sometedla;" […] y vio Dios todo lo que había hecho; y era muy bueno.»

El Salmo 8 canta, «Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!»

En el evangelio de san Marcos (7, 1-13) dice Jesús:

«Bien profetizó Isaías de vosotros hipócritas como está escrito: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos.»

Con estas Palabras, Jesús une el Antiguo y el Nuevo Testamento, y como la Palabra de Dios es eterna vale para ayer, para hoy y para siempre.


CUARESMA

MIÉRCOLES DE CENIZA, 13 de febrero

El Miércoles de Ceniza, con la imposición de la ceniza pronunciando uno de los dos versículos: "Convertíos y creed el evangelio", o "Acuérdate, hombre, de que eres polvo y en polvo te has de convertir" (Génesis 3,1a), comienza el tiempo de Cuaresma.

El Papa Benedicto XVI nos invita a vivir en el silencio del retiro, con la misma alegría con la que se lo ha explicado a los sacerdotes de la diócesis de Roma en el Aula Pablo VI del Vaticano, les anuncia que va a iniciar ejercicios espirituales para seguir «cerca de todos con la oración y oculto del mundo.» Ejercicios espirituales que se propone practicar hasta el final de su vida, que pedimos que sea larga al servicio de la Iglesia.

La Cuaresma comienza con la profecía de Joel (2, 12-18).

«Ahora, convertíos a mí de todo corazón con ayuno, con llanto, con luto. Rasgad los corazones y no las vestiduras; convertíos al Señor Dios nuestro. […]»


Benedicto XVI, recibiendo la ceniza.

El Salmo 50 canta:

«Misericordia, Señor: hemos pecado. […]
Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme; […]

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso. […]
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.»

Y la 2ª Carta del Apóstol san Pablo a los Corintios (50,20-6,2) nos exhorta

«a no echar en saco roto la Gracia de Dios porque Él dice: "en tiempo favorable te escuché, en día de salvación vine en tu ayuda", pues bien, ahora es tiempo favorable, ahora es día de salvación.»

San Mateo (6, 1-6.16-18) explica, sencillamente, cómo se deben practicar los tres consejos evangélicos durante el tiempo de la espera hasta la venida definitiva del Señor: la limosna, la oración y el ayuno. En secreto y en silencio.


JUEVES DESPUÉS DE CENIZA, 14 de febrero

El Libro del Deuteronomio (30, 15-20) dice que

«habló Moisés al pueblo, diciendo:
-"Mira: hoy te pongo delante la vida y el bien, la muerte y el mal.
Si obedeces los mandatos del Señor tu Dios […] vivirás y crecerás […]
Pero si tu corazón se aparta y no obedeces,
si te dejas arrastrar y te prosternas dando culto a dioses extranjeros,
yo te anuncio hoy que morirás sin remedio. […]
Cito como testigos contra vosotros al cielo y a la tierra;
te pongo delante vida y muerte, bendición y maldición.
Elige la vida, y viviréis tú y tu descendencia, amando al Señor, tu Dios,
escuchando su voz, pegándote a Él, pues Él es tu vida.»

El Salmo 1 proclama:

«Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor,

que su gozo es la ley del Señor y medita su Ley día y noche.»

El Evangelio de san Lucas (9, 22-25) dice que «dirigiéndose Jesús a todos, dijo:

«-"El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo,
cargue con su cruz cada día y se venga conmigo.
Pues el que quiera salvar su vida la perderá;
pero el que pierda su vida por mi causa la salvará.
¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde
o se perjudica a sí mismo?"»

Han debido ser cientos, o quizás miles, las veces que el Santo Padre ha leído y meditado estas palabras que llevan a la humildad, a la sabiduría y, en última instancia, al silencio. Como en el caso de Ismael de Tomelloso y de tantos "ismaeles anónimos", que han dejado testimonio de santidad con el ejemplo de sus vidas en el silencio y en el martirio.

El Jueves Después de Ceniza, día 14 de febrero de 2013 coincide, precisamente, con la fiesta de los santos, Cirilo y Metodio, junto con san Benito, santa Catalina de Siena, santa Teresa Benedicta de la Cruz y santa Brígida, son los patronos de Europa nombrados por el beato Juan Pablo II para fomentar la unidad en la fe en Europa.

Los Hechos de los Apóstoles (13, 46-49) dicen:

«Pablo y Bernabé dijeron a los judíos:

-"Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y
no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles […].

Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor;

y los que estaban destinados a la vida eterna creyeron.»

Los gentiles también reciben el mandato del Señor con el Salmo 16:

«Id al mundo entero y proclamad el evangelio.»

Y en el evangelio de san Lucas (10,1-9), Jesús refuerza y actualiza el mandato del Salmo anterior para la extensión del reino de Dios:

«-La mies es abundante y los obreros pocos;
rogad, pues al dueño de la mies que mande obreros a su mies.
¡Poneos en camino! […]
curad a los enfermos que haya y decid:
"Está cerca de vosotros el reino de Dios".»

El camino para conseguirlo lo ha desvelado en la reciente eucaristía pública celebrada por Benedicto XVI: que no haya "divisiones eclesiales" y "volvamos a la oración".


VIERNES DESPUÉS DE CENIZA, 15 de febrero

Vuelve Isaías, el profeta de la fe, (58, 1-9ª):

«Así dice el Señor Dios:

"Clama sin cesar. Revela a mi pueblo sus iniquidades. […]

El ayuno que yo quiero es este: […]."

Entonces el Señor te responderá y te dirá:

"Aquí estoy."»

El salmo 50 canta la fórmula más sublime del ayuno:

«Mi sacrificio es un espíritu quebrantado; un corazón quebrantado y humillado, tú, Dios mío, no lo desprecias.»

San Mateo (9,15) señala el día en que comenzará la práctica del ayuno:

«Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán.» Hasta la venida definitiva del Señor.

En esta Palabra de Dios se centra la vida y el ejemplo del Papa Benedicto XVI: oración sin cesar, ayuno, corazón contrito, humillado y en silencio, para mostrarnos el rostro de la religión verdadera.


SÁBADO DESPUÉS DE CENIZA, 16 de febrero.

Isaías continúa (58, 96-14):

«El Señor le dará reposo permanente,
en los desiertos saciará tu alma,
a tus huesos infundirá vigor,
serás un huerto bien regado,
un manantial de agua
de caudal inagotable […].»

El Salmo 85:

«Enséñame, Señor, tu camino, para que siga tu verdad,
inclina tu oído, Señor, escúchame
que soy un fiel tuyo
piedad de mí
Señor, escucha mi oración
atiende la voz de mi súplica.»

Y concluye el sábado con el evangelio de san Lucas (5, 27-32) en el que se cuenta la vocación de Leví:

«Jesús vio a un publicano llamado Leví (Mateo), sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:

"-Sígueme".

Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió.»


-EPÍLOGO-

El Papa Benedicto ha mostrado en sus casi ocho años de pontificado, desde que fue elegido para ocupar la Cátedra del Apóstol San Pedro, su disponibilidad al martirio, nunca ha tenido miedo, y Dios le ha enseñado que para regir la barca de Pedro, en estos tiempos también difíciles, hacen falta más vigor y más juventud, y ha sido coherente, una vez más, consigo mismo en presencia de Dios.

Ha seguido las inspiraciones del Espíritu fundadas en la razón y en los talentos recibidos; ha solucionado o ha intentado solucionar los problemas de la época que le ha tocado vivir; y siempre ha sido fiel a la vocación, a la llamada de Dios, igual que Isaías, Pedro y Mateo, al responder libremente:

« ¡Aquí estoy, mándame!»

Lo proclamó humilde y obedientemente en su primera comparecencia publica tras su elección:

"Los señores Cardenales me han elegido a mí un simple y humilde trabajador de la viña del Señor."

No se equivocaron los señores Cardenales. Ni el Papa. Fueron inspirados por el Espíritu Santo, como sucede desde el principio.

El buen padre ha dado la mejor lección magistral desde la Cátedra del Apóstol San Pedro: El tiempo de Cuaresma es el tiempo favorable para aumentar «la fe como respuesta al amor de Dios; la caridad como vida en la fe; y el lazo indisoluble entre fe y caridad», como dice el Papa en el Mensaje para la Cuaresma 2013.

Con obras, porque «la fe sin obras está muerta» (Santiago 2, 26). Y en silencio.

"In silentio et in spes erit fortitudo vestra" (Isaías 30, 15). Así vivió el Siervo de Dios Ismael de Tomelloso desde que fue hecho prisionero en la batalla del Alfambra hasta morir solo y en silencio con el nombre del Sagrado Corazón de Jesús y de la Virgen del Pilar en los labios.

El Postulador de la Causa de Canonización del Siervo de Dios Ismael de Tomelloso, Padre Valentín Arteaga, Prepósito General de los Clérigos Regulares, Teatinos, ha escrito en El PERIÓDICO del Común de la Mancha, un artículo sobre la renuncia del Papa Benedicto XVI, en el que dice:

«Su renuncia, además de un acto sorprendente, ha sido una formidable muestra de humildad cristiana y de amor sacerdotal a la Iglesia. "Nada tiene que anteponerse a Cristo", ha subrayado. Digamos que Benedicto XVI ha escrito una encíclica en carne viva.»