Rvdo. Félix Torres Olalla.


1º) Quiero adherirme a todo lo referente a su Beatificación, a sus bienes, a su Beatificación, a todo, concretamente a mi bien espiritual por Ismael, producido en mi alma, en mis virtudes y santidad de vivir y morir en las manos del Señor, de vernos en el cielo como nos veíamos en la capilla del Cuartel de Cuenca. No te olvido Ismael cuando en la puerta del cuartel de Cuenca traté de escapar de aquella jaula y tú admirabas y mirabas extrañado. Tengo otros muchos recuerdos tuyos, estampas, predicación de ti y de tu persona. Me acuerdo de nuestro viaje a Cuenca al Caserío cercano (no sé como se llamaba), son 96 años como tú cumplidos. ¿Te acuerdas de cómo es posible que Dios nos quiera tanto?. Tú ya estás con El. Yo aún espero, como tú, abrazarle y estar a su lado eternamente. A ti cuánto te envidio, siento el abrazo que le voy a dar, espero sea de Padre. ¡Ayúdame Ismael!, mi abrazo que sea como el que te dio último en mi vida sacerdotal espero me ayudes para que sea de paz de cielo y recuerdes que tu beatificación sea pronto para el Sr. Camacho, a tu hermano, a tus devotos y a todos los que mucho te queremos sea ya aquí el gozo de un mirar eterno.

Adiós Ismael, se acerca mi encuentro contigo y con el Señor, ya tengo la sepultura en la capilla del cementerio de mi pueblo con los Sagrados Corazones de Jesús y María. Te lo pedí muy de veras, ser enterrado en la capilla del cementerio nuevo y creo me lo has concedido. ¡Así será!. A ti te lo debo, no me lo niegues. Da gracias al Señor y a ti te lo concedió, te lo debo eternamente junto con los que te amamos y amamos al Seño cantaremos eternamente el sanctus, sanctus, …

Adiós Ismael, al que por la edad nos veamos pronto, pronto; un abrazo a Nuestra Madre la Virgen pura, limpia, con su perdón y su misericordia. Adiós.