La página Web que presentamos al finalizar el AÑO DEL SIERVO DE DIOS ISMAEL DE TOMELLOSO, se inicia con el texto trascrito (Ciclo B del viernes de la V semana del TO. 10 de febrero de 2012).
Hace setenta y cuatro años Ismael comenzó el misterio de la entrega y del silencio cuando fue hecho prisionero en la batalla del Alfambra, y conducido con miles de jóvenes a unas parideras de ganado, situadas en un lugar conocido como Masada de la Hoya del Monte, en Santa Eulalia del Campo (Teruel).
Allí, comenzó el silencio de Ismael, según cuentan los biógrafos que escucharon testimonios directos de los familiares, amigos y compañeros de Ismael:
«"Va oyendo las primeras frases compasivas, o los primeros insultos hirientes, o se le clava en el alma la risa burlona de los que le contemplan como derrotado. Les van tomando la ficha y cuando todos tienden a la exageración alegando méritos anteriores que les avalen, Ismael oculta su filiación como miembro de Acción Católica; más aún, hay entre los jefes del campo prisión alguno del pueblo, que sabe que Ismael se oculta y calla".
"Cuando se procede a hacer la ficha, él sencillo se agrupa con todos. Ve que unos quedan libres por disculpas y méritos que los avalan; que otros, al callar, por no tener que alegar, son considerados como malos y sospechosos y quedan en calidad de prisioneros. Ismael decidió callarse.
¿Su nombre?
Ismael Molinero Novillo.
¿Edad?
Veinte años.
¿De dónde es?
De Tomelloso (Ciudad Real).
¿Qué dice Ud. de sí mismo?
… Nada…
Él no se avala; con nada se disculpa. Allí mismo había un capitán de su pueblo, conocido y amigo suyo, y se oculta y no busca su protección. (El Capitán Francisco Vázquez López Ortega era natural de Tomelloso, amigo de la familia de Ismael, estudió en la Academia General Militar de Zaragoza, fue profesor en la misma y llegó a General, pero Ismael no quiso darse a conocer).
¡Calla! Descubrir sus ideales y su personalidad en la Acción Católica, lo hubieran libertado; pero Ismael estruja el corazón que llora sangre, que agoniza de torturas ¡y calla!, calla con aquel silencio santo y sublime que lo ató al sacrificio y al dolor.
¡Qué difícil es callar, para padecer!...
Ismael calla y sufre. Un relato sencillo de sus padecimientos en el frente, que pueden declarar ser verdad los demás prisioneros que como él se hallaron, puede ponerle en libertad; sin embargo él calla, " porque quería sufrir –son sus palabras- por Dios, por las almas y por España"».
El 8 de enero de 1938 Teruel cae en poder del ejército popular ocasionándole el primer triunfo notable en el orden internacional por ser la primera capital de provincia que cae en poder de la República una vez iniciada la guerra.
Todo lo que sabemos de Ismael, lo conocemos a través de las cartas que dirige a sus padres y hermanos, así como algunas declaraciones que cuenta Alberto Martín de Bernardo, tal y como se las contó José Ballesteros, que estuvo con Ismael en el Hospital Clínico de Zaragoza.
Junto con los jóvenes de la "quinta del biberón", Ismael llega al frente del pueblo de Alfambra y allí están destinados como primer cuerpo de vanguardia ante la ofensiva que preparaba el ejército nacional.
Sabemos que Ismael se había dejado melena y perilla y se había puesto más grueso a consecuencia de la buena alimentación que recibían, pero todo eso pasó cambió totalmente de signo con la ofensiva del ejército nacional, que iba a haber comenzado el día 3 de febrero, pero hubo que retrasarlo como consecuencia de la niebla, que ocasionaba una nula visibilidad, por lo que debió esperar a que levantara la niebla para que, hasta el día 5 no comenzara la ofensiva nacional.
Según cuenta el padre Florentino del Valle de la batalla de Alfambra y según los testigos presenciales, Ismael ofrece su vida en holocausto:
«…tiró el fusil, se quedó de pie, apretó entre sus manos la medalla de la Virgen y comenzó una invocación febril y confiada. Las balas silueteaban siseantes su cuerpo; huían sus compañeros blasfemando o caían pesadamente al suelo, mortalmente heridos. Él, erguido como una estatua orante, esperó hasta que oyó la voz imperiosa de ¡manos arriba! Y de entregarse.
Este final era un símbolo de su vida toda de frente. Más tarde evocará aún con estremecimiento, el martirio de aquellas jornadas infernales entre profesionalismo ateo y soez; en las que el manto de la Señora le protegió como un escudo…
Le cogieron prisionero y le trataron con dignidad».
«La batalla del Alfambra tuvo consecuencias muy importantes […] a partir del 17 de febrero, desde Alfambra se inició la gran ofensiva en todo el frente de Aragón por las tropas nacionales que, cinco días más tarde, el 22 de febrero, conquistaban Teruel. Y siguieron avanzando, por un lado, hasta la conquista de Lérida y a fijar el frente en el río Segre, y de otro y más importante, conquistando los territorios de la margen derecha del Ebro hasta los arrabales de Tortosa, llegando al Mediterráneo por Vinaroz. Con ello lograron una salida al mar y partieron en dos la zona republicana. Podría afirmarse que la batalla del Alfambra fue el principio del fin de la guerra.»