Mes de mayo para recordar
La corta vida de Ismael (Tomelloso, 1 de mayo de 1917 – Zaragoza, 5 de mayo de 1938), ha dejado una huella profunda en todas las personas que lo conocieron y trataron por su alegría en la práctica de las virtudes, por su amor al sacrificio sin perder la sonrisa, y porque ha señalado un camino para buscar a Dios, que ha servido a sacerdotes, religiosos y laicos para encontrarlo.
Cuando murió su tumba fue objeto de peregrinaciones constantes por la fama de santidad y fue cuidada por jóvenes de Acción Católica hasta el 13 de mayo de 1950, fiesta de la Virgen de Fátima, que sus restos fueron exhumados en el cementerio de Torrero y venerados devotamente en el traslado a su paso por Madrid, Alcázar de San Juan, Argamasilla de Alba, hasta Tomelloso, donde reposan desde el 15 de mayo en un panteón erigido por suscripción popular.
Su fama de santidad fue celebrada con devoción en toda clase de manifestaciones, homenajes, peregrinaciones, actos multitudinarios que se convocaron espontáneamente en Zaragoza, en Tomelloso y otros lugares de España, y el 20 de mayo de 1956 se rindió homenaje de la Acción Católica con motivo del VII Día del Joven, que también fue dedicado al Santo Padre Pío XII en su 80 cumpleaños. A partir de esta fecha se hizo un silencio misterioso en el recuerdo de la vida de Ismael.
Como ha dicho en 2007 el Postulador de la Causa, Padre Valentín Arteaga, “con el transcurso del tiempo, se fueron abriendo paso el silencio y el olvido. Últimamente, sin embargo, y a Dios gracias, vuelve Ismael de Tomelloso a interesar en su pueblo. ¿Qué ha ocurrido para que ahora más de medio siglo después un joven de la Acción Católica de antes de la guerra nos zarandee de nuevo el corazón para que nos muramos de ganas de ser santos? Cosas de la Providencia, sin duda; pues el Señor, como se sabe, tiene sus horas y sus planes, y la luz, como dice el Evangelio, no está para esconderla debajo del celemín.
Demos gracias a Dios por esta nueva corriente de aproximación a Ismael. Qué buen modelo de vida espiritual podría ser hoy para los jóvenes. Su sentido festivo de la vida, su humildad, su capacidad de renuncia, su silencio, su apego a la oración, su devoción eucarística, constituyen unas claves de santidad ordinaria de las que está el mundo actual tremendamente necesitado. Los tiempos de hoy son tiempos de indigencia espiritual que están pidiendo a gritos modelos de referencia. Por ejemplo: Ismael de Tomelloso”.
Traslado de los restos a la salida de la iglesia de Tomelloso
Sintoniza lo anterior con el artículo aparecido recientemente, que fue publicado en mayo de 1963 en el periódico local Luz de Tomelloso, conmemorando el 25 aniversario de su muerte, firmado por Miguel Montañés Rodero, Presidente local y amigo que invitó a Ismael a conocer la Acción Católica y le presentó al Consiliario don Bernabé Huertas, su director espiritual hasta que fue asesinado al comienzo de la guerra civil. Este escrito, titulado Carta de Ultratumba, dice:
“Eres, paradójicamente, muy conocido y olvidado. Ha habido momentos que tu causa parecía tomar vuelos de águila y llegar rauda a todos los rincones de ámbito nacional y más allá de nuestras fronteras; otros, un silencio, como si a tu muerte hubiera que unir la de tu recuerdo, ha envuelto todo lo que a ti concernía.
Nuestra visión, miope por humana, no alcanza a vislumbrar si es que en los designios de Dios no es llegada aún la hora de tu exaltación ante los ojos de los hombres, o es que éstos, por apatía, desidia y dejación, siendo infieles a vocacionales deberes de amistad, de asociación, de miembros confesionales y de doctrina, la están retardando.
Panteón de Tomelloso
Por eso la divulgación de tu vida es primordial para muchos y tus homenajes y recuerdo necesario. Cuántos que al conocerte, verte tan asequible, tan similar a ellos, se animen a dar el paso de tu caminar hacia la heroicidad. Ser calladamente heroicos, pasar ocultos a los ojos de los hombres, pero con esa valentía gallarda de irse haciendo gratos a los ojos de Dios, ante quien jamás hay héroes anónimos”.
Ha sido en el actual siglo XXI, lejos de las crueles guerras que enmarcaron la vida del Siervo de Dios en el pasado siglo, cuando se supo que la Causa de Canonización no había sido solicitada a la Iglesia, a pesar de las numerosas cartas, escritos, artículos de prensa, biografías y hasta una obra de teatro se hacían eco de su fama de santidad durante la primera mitad del siglo XX.
Fue también durante el mes de mayo del año 2006, cuando el sacerdote don Félix Torres Olalla, compañero en la guerra del Siervo de Dios, que tiene gran devoción a Ismael, el Obispo Emérito de Ciudad Real Monseñor Rafael Torija de la Fuente y el Señor Arzobispo de Zaragoza Monseñor Manuel Ureña Pastor, en diferentes encuentros dentro de ese mes, animaron la iniciativa que había tomado un grupo de personas de Tomelloso a que solicitaran la apertura del Proceso de Canonización.
En el mes de mayo han ocurrido los acontecimientos más importantes en la vida del Siervo de Dios, como si la alegría que desbordaba a Ismael quedara unida para siempre con la alegría del tiempo Pascual y el mes de María, para recordar y rezar cada dia a la Virgen por intercesión del Siervo de Dios.
Don Rafael Torija y Don Félix Torres