SOBRE LA VIDA DEL SIERVO DE DIOS
Testigos que conocieron a Ismael con la secretaria y el presidente de la asociación
La nueva biografía resume la vida del Siervo de Dios en la solapa del libro así:
<<La vida y la muerte de Ismael de Tomelloso (1917-1938) transcurre entre las dos grandes guerras mundiales (1914 y 1939) y la guerra civil española (1936), durante la cual falleció en Zaragoza como prisionero. Fue un joven alegre, simpático y divertido, que tocaba la guitarra, el laúd y la bandurria, siendo imprescindible en todas las fiestas que celebraban los jóvenes y las pandillas de su pueblo, y así continuó durante el tiempo que permaneció en el frente.
Movilizado el 18 de septiembre de 1937 por el ejército republicano, con la denominada quinta del biberón, fue llevado a Teruel, hecho prisionero en la batalla del Alfambra y trasladado al campo de prisioneros de Santa Eulalia del Campo, donde comenzó el misterioso sacrificio de su silencio porque, pudiendo haber sido liberado como miembro de Acción Católica, no lo hizo valer, soportando toda clase de sufrimientos hasta que, viéndose próximo a la muerte, rompió el silencio para pedir la confesión y la comunión, declarando al capellán de la prisión su vocación de sacerdote>>.
Tumba en Torrero
Cuando murió, su tumba en el cementerio de Torrero, en Zaragoza, fue objeto de peregrinaciones constantes por su fama de santidad y fue honrada y cuidada por jóvenes de Acción Católica hasta el 13 de mayo de 1950, fiesta de la Virgen de Fátima, que sus restos fueron exhumados y venerados devotamente en el traslado a su paso por Madrid, Alcázar de San Juan, el Romeral y Argamasilla de Alba, hasta Tomelloso, donde reposan desde el 15 de mayo en un panteón erigido por suscripción popular.
Juventud de Acción Católica de Tomelloso con la madrina doña Inocencia Torres, el Párroco don Vicente Borrell Dolz y el Consiliario de Acción Católica don Bernabé Huertas, ambos asesinados en la Guerra Civil.
Su fama de santidad fue celebrada con gran devoción en toda clase de manifestaciones, homenajes, peregrinaciones, actos multitudinarios que se convocaron espontáneamente en diversos lugares de España, pero merecen especial atención el celebrado en Zaragoza en 1940, y en Tomelloso el 20 de mayo de 1956, donde se rindió un homenaje de la Acción Católica con motivo del VII Día del Joven, que también fue dedicado al Santo Padre Pío XII en su 80 cumpleaños. A partir de esta fecha se hizo un silencio misterioso sobre la vida de Ismael.
Como ha dicho el Postulador de la Causa, Padre Valentín Arteaga,
<<Con el transcurso del tiempo, se fueron abriendo paso el silencio y el olvido. Últimamente, sin embargo, y a Dios gracias, vuelve Ismael de Tomelloso a interesar en su pueblo. ¿Qué ha ocurrido para que ahora más de medio siglo después un joven de la Acción Católica de antes de la guerra nos zarandee de nuevo el corazón para que nos muramos de ganas de ser santos? Cosas de la Providencia, sin duda; pues el Señor, como se sabe, tiene sus horas y sus planes, y la luz, como dice el Evangelio, no está para esconderla debajo del celemín.
Demos gracias a Dios por esta nueva corriente de aproximación a Ismael. Qué buen modelo de vida espiritual podría ser hoy para los jóvenes. Su sentido festivo de la vida, su humildad, su capacidad de renuncia, su silencio, su apego a la oración, su devoción eucarística, constituyen unas claves de santidad ordinaria de las que está el mundo actual tremendamente necesitado. Los tiempos de hoy son tiempos de indigencia espiritual que están pidiendo a gritos modelos de referencia. Por ejemplo: Ismael de Tomelloso>>.
Tumba de Ismael de Tomelloso
Sintoniza el texto anterior con el artículo, que fue publicado en mayo de 1963 en el periódico local Luz de Tomelloso, conmemorando el 25 aniversario de su muerte, firmado por Miguel Montañés Rodero, Presidente local y amigo que invitó a Ismael a conocer la Acción Católica y le presentó al Consiliario don Bernabé Huertas, su director espiritual hasta que fue asesinado al comienzo de la guerra civil. Este escrito, titulado Carta de Ultratumba, dice:
<<Eres, paradójicamente, muy conocido y olvidado. Ha habido momentos que tu causa parecía tomar vuelos de águila y llegar rauda a todos los rincones de ámbito nacional y más allá de nuestras fronteras; otros, un silencio, como si a tu muerte hubiera que unir la de tu recuerdo, ha envuelto todo lo que a ti concernía.
Nuestra visión, miope por humana, no alcanza a vislumbrar si es que en los designios de Dios no es llegada aún la hora de tu exaltación ante los ojos de los hombres, o es que éstos, por apatía, desidia y dejación, siendo infieles a vocacionales deberes de amistad, de asociación, de miembros confesionales y de doctrina, la están retardando.
Por eso la divulgación de tu vida es primordial para muchos y tus homenajes y recuerdo necesario. Cuántos que al conocerte, verte tan asequible, tan similar a ellos, se animen a dar el paso de tu caminar hacia la heroicidad. Ser calladamente heroicos, pasar ocultos a los ojos de los hombres, pero con esa valentía gallarda de irse haciendo gratos a los ojos de Dios, ante quien jamás hay héroes anónimos>>.
Ha sido en el actual siglo XXI, lejos de las crueles guerras que enmarcaron la vida del Siervo de Dios en el pasado siglo, cuando se supo que la Causa de Canonización no había sido pedida a la Iglesia, a pesar de las numerosas cartas, escritos, artículos de prensa, biografías y hasta una obra de teatro y un guión de cine se habían hecho eco de su fama de santidad durante la primera mitad del siglo XX.
Fue durante el mes de mayo del año 2006, cuando el sacerdote don Félix Torres Olalla, compañero en la guerra del Siervo de Dios, que tiene gran devoción a Ismael, el Obispo Emérito de Ciudad Real Monseñor Rafael Torija de la Fuente y el Señor Arzobispo de Zaragoza Monseñor Manuel Ureña Pastor, en diferentes encuentros, animaron la iniciativa de un grupo de laicos de Tomelloso para que solicitaran la apertura del Proceso de Canonización.
En el mes de mayo han ocurrido los acontecimientos más importantes de la vida del Siervo de Dios, como si la alegría que desbordaba Ismael quedara unida para siempre con la alegría del tiempo Pascual, en que falleció, y el mes de María, para recordar y rezar cada día a la Virgen, por intercesión del Siervo de Dios: nació el 1 de mayo de 1917; fue bautizado el 6 de mayo; la primera confesión y la primera comunión las recibió el 25 de mayo de 1925; la unción de enfermos y su muerte fueron el 5 de mayo de 1938; y el traslado de los restos desde Zaragoza tuvo lugar el 13 de mayo hasta el panteón de Tomelloso, erigido por suscripción popular, donde reposan desde el 15 de mayo de 1950; hasta el gran homenaje nacional que le tributó la Acción Católica en Tomelloso tuvo lugar el 20 de mayo de 1956.