Imagen extraída de Volver a los aleros de la infancia. Besana, de Natividad Cepeda Serrano.

Navidad, Santa Navidad. El tiempo de Adviento nos llevó al momento del nacimiento del Salvador, el Niño Jesús que la Madre de Dios trajo al mundo en un pobre y humilde pesebre. Recordemos algunas navidades que el Venerable Ismael de Tomelloso vivió.

Según cuenta el Padre Florentino del Valle “La Nochebuena del 36 la pasaron juntos Pedro Cuesta, José Antonio Martínez e Ismael. Hicieron un portalico con los medios que contaban, gracias a la habilidad de Ismael. Prepararon una cena para la que Ismael quiso hacer unas gachas de arrope, que le salieron tal cual, nada más. Leyeron después devotamente la Misa. Cantaron villancicos hasta agotar el repertorio; meditaron y hablaron de aquel Niño hecho hombre por amor a los hombres y tan desconocido y perseguido por los hombres, que hasta mataban a sus fieles seguidores”.

Y el Padre Alberto Martín de Bernardo nos diceLa tarde de Navidad, escribe Pedro, la pasamos juntos, hicimos una meditación y posteriormente versó la conversación del resto de la tarde sobre las innumerables gracias que habíamos de dar a Dios por habernos permitido reunirnos para celebrar la conmemoración de ese día en circunstancias tan peligrosas”.

Luis Molinero, hermano de Ismael, recordaba que estaba muy reconocido por sus jefes y compañeros que lo tenían como un genio en la materia. Hizo verdaderos alardes de fantasía. Recuerda el escaparate que preparó para la fiesta de Reyes, cuando vistió como Rey Baltasar a un gitano que medía dos metros de altura, conocido en Tomelloso con el apodo del Varal. Lo convirtió en un verdadero mago, le puso un cartel en la mano que decía: “Escribid vuestras cartas a los Reyes Magos y depositadlas en el buzón de nuestro Baltasar”. Con aquella llamada, una concurrencia enorme visitó el comercio, y la venta en aquella ocasión fue más elevada que otros años. Sus jefes, muy agradecidos, le hicieron un generoso obsequio en metálico. Esta idea puede haber sido un precedente actual para los grandes almacenes del mundo cristiano, donde los niños empiezan a entregar las cartas a los Reyes Magos un mes antes de la fiesta del 6 de enero.

El Varal, cuadro de Francisco Carretero

Otro gran amigo del Venerable Ismael, Miguel Montañés, lo alababa diciendoque como sencillo, no había otro. Todo lo hacía por Cristo, para ganarle cuantas almas pudiese; como Javier que ganó las almas de sus contrincantes, ganando, a veces, una partida de ajedrez. Un caso más demuestra que trabajaba por Dios y no por exhibirse: cuando el día de Reyes del año 1936 preparó maravillosamente la Adoración de los Magos en la Iglesia Parroquial, y toda aquella corte se retrató, él no quería aparecer en la fotografía y lo forzaron a ponerse en el grupo los familiares de los actuantes, en agradecimiento a lo bien que había trabajado.

Sus cualidades estaban al servicio del Señor”.

Ismael con los Reyes Magos en enero de 1936.

Ismael de Tomelloso aunaba multitud de virtudes, y también en Navidad sabía sacrificarse por sus semejantes. Se reunía con sus amigos para poner el Nacimiento, compartir un tiempo, hacer meditación sobre temas navideños y orar, cantar villancicos, e inculcaba a los más pequeños la ilusión y creencia sobre la Noche de Reyes; un gran ejemplo nos dejó para que nosotros no lo olvidemos y lo podamos transmitir a nuestros jóvenes de hoy día.

NOTA. Información obtenida de la biografía In Silentio, de d. Blas Camacho Zancada.