Continuando con el escrito anterior, Santa Faustina Kowalska escribe en su Diario que <<El sufrimiento es una gracia grande; a través del sufrimiento el alma se hace como la del Salvador; en el sufrimiento el amor se cristaliza, mientras más grande es el sufrimiento más puso es el amor>>.

Santuario de la Divina Misericordia en Cracovia

En el campo de concentración de Auschwitz murió San Maximiliano Kolbe. Cambió su vida por la de otro hombre, padre con esposa e hijos condenado a morir de hambre. <<Yo me ofrezco para reemplazar al compañero que ha sido señalado para morir de hambre>>. También murió en ese lugar Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein) cumpliendo lo que dejó escrito en junio de 1939: <<Desde ahora acepto con alegría y con perfecta sumisión a su santa voluntad la muerte que Dios me ha reservado. Pido al Señor que se digne aceptar mi vida y mi muerte para su honor y para su gloria; por todas las intenciones del Sagrado Corazón de Jesús y de María y por la Santa Iglesia (…), en expiación por la incredulidad del pueblo judío y para que el Señor sea acogido por los suyos y venga su Reino en la Gloria; por la salvación de Alemania y la paz en el mundo; finalmente, por mis familiares, vivos y difuntos, y por todos los que Dios me ha dado: que ninguno de ellos se pierda>>.

San Maximiliano Kolbe
Santa Teresa Benedicta de la Cruz

José María Zabala, escritor, testimonia que su padre ofreció su vida para que Juan Pablo II se recuperase del intento de asesinato que sufrió el 13 de mayo de 1983 y tuviera así un largo y fructífero pontificado. A su vez, el Papa Wojtila, estando convaleciente de la operación sufrida a causa del atentado, rezaba el Ángelus retransmitido a la plaza de San Pedro por Radio Vaticano: <<Rezo por el hermano que me ha herido, al cual he perdonado sinceramente. Pienso en las dos personas heridas a la vez que yo. Unido a Cristo, sacerdote y víctima, ofrezco mis sufrimientos por la Iglesia y por el mundo; a ti, María, repito: Totus tuus ego sum>>.

José María Zabala y San Juan Pablo II

Otros muchos edificantes ejemplos se podrían dar al respecto. Centrándonos en Ismael de Tomelloso, el entonces Obispo de Ciudad Real y Prior de las Órdenes Militares Monseñor Antonio Algora Hernando comentó en Ismael de Tomelloso en Ciudad Real: <<Un proceso de personalización de la fe, le lleva a Ismael, así lo creemos, a la madurez de algo que está en el cogollo de la santidad, de la vida de santidad. La ofrenda de la vida a Dios, incluso sin tratar de lograr la participación misma en la Comunión Eucarística, que le hubiera delatado como católico en un hospital donde los enfermos católicos tenían otro trato>>.

Monseñor Antonio Algora Hernando

Si acudimos a Zaragoza, el Presbítero d. Mariano-Sergio Mainar Elpuente dejó patente en Noster Est: <<¿Qué ha querido revelar Dios a su Iglesia en este joven llamado Ismael de Tomelloso? … En primer término, una experiencia martiral, testimonial, de noche oscura y abandono de Cristo en la cruz. Una forma de servicio a la Iglesia en el más profundo anonimato de ese servicio. Pasar desapercibido. Dejarse modelar mansamente por la mano del Señor>>.

Padre Mariano Sergio Mainar Elpuente

Abundando en el asunto, el Padre Florentino del Valle dio su testimonio en In Silentio y dice: <<Ismael calla y sufre…”porque quería sufrir –son sus palabras– por Dios, por las almas y por España”>>.

Padre Florentino del Valle

Que Ismael de Tomelloso interceda por nosotros ante Dios en estos difíciles tiempos por los que atraviesa la Iglesia y la humanidad.