El sábado 13 de agosto de 2016, a las 12 horas se fue al cielo nuestro Presidente de Honor, Luis Molinero Novillo, hermano del Siervo de Dios Ismael de Tomelloso.
Ese día me desperté muy temprano en Ruidera y fui a Tomelloso; visité la tumba del Siervo de Dios en el cementerio municipal; a las nueve asistí a la Eucaristía en la Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora que celebró el Párroco don Matías Rubio Noblejas, Consiliario de la Asociación para la Beatificación del Siervo de Dios.
Tanto don Matías, que le había dado los últimos sacramentos a Luis, como Jaime Quevedo me dijeron que estaba muy grave, por lo que fui a su casa de la calle Independencia. Su hija María Luisa me confirmó el pronóstico y me invitó a pasar al dormitorio de Luis. Le noté muy inquieto, nervioso y activo, hasta que le acercamos la imagen de la Virgen del Pilar y el rosario con la concha de Santiago peregrino que tenía, rezamos con él la estampa para la devoción privada de su hermano el Siervo de Dios Ismael de Tomelloso, que respondió correctamente y se quedó muy tranquilo, en silencio y con una expresión pacífica y feliz en su rostro. María Luisa dijo que le dejáramos descansar y al salir de la habitación saludé a María, su esposa, que estaba callada, como esperando el desenlace de una vida conyugal de sesenta y nueve años de matrimonio. Ello me hizo recordar algunas cosas que me había contado Luis.
Por ejemplo, cuando estaba haciendo la “mili” en Madrid y recibió una llamada del Coronel del cuartel, que le ordenaba acompañar a Tomelloso al Padre Florentino del Valle, jesuita, que estaba investigando algunos aspectos de la vida de su hermano Ismael, que había muerto prisionero en Zaragoza. Ello le proporcionó una semana de permiso acompañando al jesuita, que resultó ser el primer biógrafo del Siervo de Dios. Nada más llegar a Tomelloso, le puso en contacto con Miguel Montañés y Pedro Cuesta, Presidente y Secretario respectivamente de Acción Católica, con las Hijas de la Caridad del Colegio de La Milagrosa, con las Hermanitas de los Ancianos Desamparados del Hospital-Asilo y con otras personas.
Con este motivo, empezó a disfrutar un permiso de cinco días con su novia María, que lo celebraron gracias a Ismael.
La fama de santidad del Siervo de Dios empezó por su madre, Ángela Francisca, que era una mujer muy piadosa, enseñó las primeras oraciones a su hijo, lo llevó al Colegio de La Milagrosa, donde conoció a la Virgen Inmaculada.
Ángela Francisca dio a luz once hijos, aunque tres de ellos murieron al poco tiempo de nacer y, por los apuros económicos de la familia, Luis nos contó que tenía que compartir la cama con su hermano Ismael, que aprovechaba para enseñarle a rezar y ponía a sus hermanos a hacer guardia en la entrada de la cueva de la casa mientras hacía oración y rezaba el rosario.
Su padre tuvo que sacar a Ismael de la escuela y ponerlo a trabajar para ayudar económicamente a la familia, como dependiente en varios comercios de la localidad, donde Ismael tuvo ocasión de demostrar sus habilidades con el público, aumentando la clientela y tomando iniciativas tan originales como las ventas por los Reyes Magos y las liquidaciones de existencias, que fueron pioneras de las rebajas de hoy y hacen las delicias de los niños y de las mamás.
Cuando estalló la guerra, sabemos que tuvo actos heroicos como los que demostró cuando vinieron a la fragua de su padre a pedir herramientas y lo escuchó Ismael presentándose en la fragua diciendo a su padre que no se las diera, porque las querían utilizar para forzar la puerta de la Ermita de San Francisco y quemar las imágenes, como habían hecho el día anterior con las de la Parroquia de La Asunción (26 de julio de 1936).
El padre, preocupado por las amenazas que había recibido su hijo, lo envió a una casa de pastores que había cerca de Ruidera, en la finca hoy llamada “Caoba”, que entonces se conocía como “Mal Infierno”, y allí le acompañó durante todo el tiempo su hermano Luis, como recordó cuando visitamos la casa.
En el mes de septiembre de 1936 regresó a Tomelloso, fue movilizado con la “quinta del biberón” y enviado al frente de Teruel.
Allí había varios amigos de Tomelloso y un seminarista, luego sacerdote, que le contaron a Luis como los entretenía con la guitarra, el baile y los chistes que contaba sacándolos de la tristeza y del desánimo e infundiéndoles valor y alegría hasta que, en la Batalla del Alfambra, lo hicieron prisionero y comenzó el misterioso martirio del silencio.
Según el profesor Alberto Ayuso García, la Batalla del Alfambra parece ser que fue el final de la guerra civil española.
El Padre Florentino del Valle concluyó su visita a Tomelloso a los cinco días y se le acabó el permiso a Luis.
A mediodía del sábado 13 de agosto de 2016 recibí la llamada de Raquel, hija de María Luisa y nieta de Luis comunicándome que su abuelo acababa de fallecer.
La Asociación para la Causa de Canonización y Beatificación del Siervo de Dios Ismael de Tomelloso, ha perdido no solo al Presidente de Honor, sino una persona fundamental para que, sin que se notara, se pusiera en marcha la Causa de Canonización, aunque estamos seguros que seguirá siendo una eficaz ayuda desde el cielo, con el permiso de su hermana Sor María Cruz, Hermanita de los Ancianos Desamparados, que había escrito una carta al Papa San Juan Pablo II poniendo en sus manos la vida ejemplar del Siervo de Dios, por si pudiera servir de ayuda a los jóvenes.
Confiamos que Sor María Cruz y Luis juntos desde el cielo sigan apoyando la Causa de Canonización y Beatificación de su hermano Ismael.
Blas Camacho Zancada
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