El 5 de febrero de 2016, se cumplieron 78 años del comienzo de la Batalla del Alfambra. El soldado del ejército popular, Ismael Molinero Novillo, ofreció su vida a la Virgen de la Milagrosa, como cuenta el Padre Florentino del Valle en su biografía:
«… tiró el fusil, se quedó de pie, apretó entre sus manos la medalla de la Virgen y comenzó una invocación febril y confiada. Las balas silueteaban siseantes su cuerpo; huían sus compañeros blasfemando o caían pesadamente al suelo, mortalmente heridos. Él, ergido como una estatua orante, esperó hasta que oyó la voz imperiosa de ¡manos arriba!. Y de entregarse.
…
Le cogieron prisionero y le trataron con dignidad.»
El 7 de febrero de 1938, los prisioneros de la Batalla del Alfambra, y entre ellos Ismael, recorrieron andando los veinte kilómetros que separan el frente del Alfambra del lugar en el que habilitaron como campo de prisioneros, unas parideras de ganado que se conocen como Masada de la Hoya del Monte, en Santa Eulalia del Campo, cubiertas de nieve helada de varias semanas, donde Ismael inició el martirio del silencio.
«En el campo de prisioneros les van tomando la ficha. Ismael oculta su filiación como miembro de Acción Católica; más aún, hay entre los jefes del campo prisión alguno del pueblo, que sabe que Ismael se oculta y calla».
Cuando se procede a hacer la ficha, él, sencillo se agrupa con todos. Ve que unos quedan libres por disculpas y méritos que los avalan; que otros, al callar, por no tener qué alegar, son considerados como malos y sospechosos y quedan en calidad de prisioneros. Ismael decidió callarse.
–¿Su nombre?
–Ismael Molinero Novillo.
–¿Edad?
–Veinte años.
–¿De dónde es?
–De Tomelloso (Ciudad Real).
–¿Qué dice Ud. de sí mismo?
–Nada…
Él no se avala; con nada se disculpa. Allí mismo había un capitán de su pueblo, conocido y amigo suyo, y se oculta y no busca su protección (El Capitán de Caballería Francisco Vázquez López Ortega era natural de Tomelloso, amigo de la familia de Ismael. Fue profesor en la misma y fue profesor de equitación después de la guerra en la Academia General Militar de Zaragoza y llegó a General, pero Ismael no quiso darse a conocer. Según el hoy Coronel retirado Luis Alcalá Galiano, fue profesor suyo en los cursos 1942-1943 y 1943-1944 y como el Coronel Vázquez era del cuerpo de Caballería, lo que justifica su presencia en Alfambra, en cuya batalla tuvo una intervención que fue definitiva y que fue la última vez que ha intervenido el Cuerpo de Caballería en una batalla). ¡Calla! Descubrir sus ideales y su personalidad en la Acción Católica, lo hubieran liberado; pero Ismael estruja el corazón que llora sangre, que agoniza de torturas ¡y calla!, calla con aquel silencio santo y sublime que lo ató al sacrificio y al dolor.
¡Qué difícil es callar, para padecer!…
Ismael calla y sufre. Un relato sencillo de sus padecimientos en el frente, que pueden declarar ser verdad los demás prisioneros que como él se hallaron, puede ponerle en libertad; sin embargo él calla, “porque quería sufrir –son sus palabras– por Dios, por las almas y por España”.
El 14 de febrero de 1938, Ismael es trasladado, bajo unas gélidas temperaturas que alcanzaron los veinte grados bajo cero, al Campo de Concentración de San Gregorio, San Juan de Mozarrifar, Zaragoza.
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