La Solana (Ciudad Real):
“Siempre que he ido al cementerio, bien lo sabe Dios, pasaba por la tumba de Ismael y me arrodillaba y le decía. “Ismael, acuérdate de la juventud de tu pueblo, no la olvides”. Y me despedía: “Ismael, ¿sabes lo que te digo? Por la juventud de tu pueblo, no nos olvides”. Siempre le he dicho esto, y por eso creo que he perseverado muchos años”.
El recuerdo más vivo que tengo de Ismael es cuando en Tomelloso las amigas íbamos a hacer una visita al Santísimo y estaba Ismael haciendo la visita, que parecía un ángel. Lo decían las muchachas de mi tiempo, de 10 años, más ó menos.
Cuando salíamos, esperábamos a ver lo que nos decía, cosas de crías, y nos decía: “Hola muchachas, ¿queréis mucho a Jesús?” “Claro, por eso venimos, porque lo queremos”, dijo una muy resuelta. “El domingo tenemos teatro en el colegio de las Hermanas”, nos decía Ismael; “son 5 céntimos la entrada”. Y añadía: “¿Sabéis que vamos a hacer? Os vais preparando con vuestras amigas y luego el dinero que recaudemos se lo damos a Sor Felices, para las misiones”. Y se despedía con aquella sonrisa, con aquella cara de ángel. Yo me acuerdo de la cara de Ismael…
Era muy amante de la Virgen, amante de los pobres cien por cien. Yo lo estoy viendo en aquellos inviernos, que ibas abrigadita como podías, con un abriguejo, y lo estoy viendo con una gabardina muy clara, del comercio en donde él estaba, a la vuelta de la Parroquia, El Siglo. Entonces, este muchacho tenía arte, era un artista, y sentía el arte en su cuerpo. Ponía los escaparates de maravilla, y se ganaba a toda la parroquia del pueblo. Todos, todos. Tenía un arte para declamar, que no te puedes figurar la gracia que tenía para la poesía de mi vaquerillo, y toda la gente llorando. “Bueno, cuando se acabe esto, empezaremos con otra cosa”. Y empezaba otra poesía.
Me acuerdo mucho de todo el bien que hizo, en el sentido de su apostolado con esa simpatía que tenía, con esa humildad, que desaparecía cuando le iban a aplaudir. Siempre, siempre sonriente, nunca una mala cara, es que tenía cualidades maravillosas Ismael.
Deje su comentario