"Ismael de Tomelloso nace en esta tierra, en esta iglesia, y se pueden ver en él los rasgos de la historia de santidad de la Diócesis de Ciudad Real, no sé si es un ejercicio de espiritualidad-ficción, pero así lo quiere Dios. Santos reformadores y mártires están insertos en esta tradición. Nuestra tradición, tomada la palabra en su sentido más neto, “Traditio”, “entrega de la fe” generación tras generación. Santos y mártires sería la secuencia en la que queremos un día que la santa Sede nos regale el título de beato primero y santo después, para el Siervo de Dios Ismael de Tomelloso, asimilada a los reformadores. Sí, me atrevo a afirmar, pues su santidad no está en la repetición de los mejores hábitos y costumbres de su momento histórico, identificable con los católicos que fueron colocados en una adscripción política concreta y en un bando de la contienda civil española. Especial circunstancia de ser llamado a filas por el ejército de la República, le sitúa en la peculiar realidad de joven de Acción Católica que tiene que vivir socialmente en medio de un ambiente hostil y en detalles que hemos sabido, buscando la menor profanación de un templo, buscando poner el catre en el presbiterio del templo invadido o, rezando el rosario, desgranando las Avemarías con el improvisado rosario de nudos. Es un punto que nos tiene que llamar la atención, el que centra su vida en el Señor, nos lo ha dicho en Papa Francisco últimamente, con ese gracejo que tiene y por lo derecho, dijo: “Yo no he sido nunca de derechas, por si acaso se equivocan”. Se lo han criticado mucho y se lo seguirán criticando, pero ¿Qué está queriendo decir? Que el cristiano está por encima de cualquier afiliación política." [...]
"Ismael se presenta yéndose por lo derecho a su testimonio cristiano. Reforma que a lo mejor necesitamos también hoy. Me atrevo a expresar. Irnos por lo derecho a la santidad de vida y dejando análisis, simpatías y antipatías, que de nada sirven a la hora de llevar adelante la vida cristiana y el proyecto de vida cristiana."
"Piedad, estudio y acción, en los que Ismael de Tomelloso crece, se forma, se forja. Qué bien que en la historia de la Diócesis tengamos un santo doctor, un santo pastor y un santo reformador de la vida religiosa para que cale en nosotros todo aquello que es doctrina, trabajo, estudio, penetración en el misterio de Dios en medio de la realidad temporal. Cuna de santos, nuestra Diócesis, porque está marcada en esta dirección. Un proceso de personalización de la fe, le lleva a Ismael, así lo creemos, a la madurez de algo que está en el cogollo de la santidad, de la vida de santidad. La ofrenda de la vida a Dios, incluso sin tratar de lograr la participación misma en la Comunión Eucarística, que le hubiera delatado como católico en un hospital donde los enfermos católicos tenían otro trato. Esta página de la vida de Ismael, solamente se puede explicar con una formación sólida de la fe. Él se ha sentido llamado a entregar la vida en la radicalidad que le lleva al silencio, pero más allá del silencio, la radicalidad de ofrecer la existencia a Dios en ese desarrollo del sacerdocio que recibió en el Bautismo. Un concepto que hoy debemos tener en cuenta para expresar a los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Necesita nuestra sociedad del sacrificio de la vida, desde lo más íntimo de la persona para lograr un bien común." [...]
"El silencio de Ismael, que tanto llama la atención, unido a su pudor, algo que está en nuestros santos reformadores, un pudor que tantos sufrimientos le causó, descubierta su herida por Aurora, por la enfermera, un poco a la fuerza, para ser convenientemente tratado. Empalma con los mejores escritos, desconocidos con toda seguridad, de los tres grandes santos reformadores de nuestra Diócesis, que llaman a esa integridad de vida. Cuna de santos, sí, nuestra Iglesia, en cuanto a que ha sido donde han madurado sus vidas, por el soplo del Espíritu Santo. Llama la atención los procesos vocacionales de nuestros santos." [...]
"la sequía vocacional que padecemos, se deberá seguramente a las condiciones ciertamente hostiles hacia la fe que viven nuestros jóvenes, pero cabe preguntarnos si no hay más un componente de debilidad de la comunidad cristiana, necesitada de reforma o de renovación, o como se quiera decir. Bien, la vocación al sacerdocio ministerial queda truncada en la vida de Ismael por los avatares de la guerra, pero no su ser sacerdotal, en cuanto ofrenda de la vida en sacrificio porque se resolviera guerra, división e increencia en la sociedad de su tiempo en España." [...]
"Ismael, sin ser mártir, en cuanto asesinado por odio a la fe, pero sí en cuanto a confesor de su fe, viviendo ese clima de persecución, que le hace ser identificado por el ejercito de los perseguidores, y por lo mismo encarcelado y hospitalizado como tal. Hospitalización en la que la enfermera, descubre la carta de recomendación del Capellán del Campo de Concentración por la que le hubieran dado un trato de favor. “Ya la puedes romper, no era nada”. Es la expresión que narra Aurora Álvarez, cuando se encuentra pillado en la trampa. Se ha guardado una carta de recomendación que le podía ofrecer el privilegio de la libertad como católico." [...]
"Pues bien, de esta cuna de santos, que es nuestra Iglesia, es de esperar que el testimonio de esta saga de confesores y mártires de la fe que invite a todos y sintamos la llamada fuerte a ser testigos del amor de Dios para los hombres y mujeres de nuestra tierra. Desde lo más profundo de nuestro ser, dar lo mejor rompiendo los formalismos tan serios como pudo romper Ismael de Tomelloso y hasta el extremo que él los llevó adelante. Pero, tranquilos porque estamos en una Iglesia que es cuna de Santos." [...]