En el «Papamovil» que se utilizará esta Jornada Mundial de la Juventud se encuentra una imagen de la Virgen de la Medalla Milagrosa. El Papa Francisco estará acompañado en este viaje apostólico por la Virgen de la Medalla Milagrosa.

El Siervo de Dios tenía su devoción repartida entre la Virgen de la Medalla Milagrosa y la Virgen del Pilar. A los seis años lo llevaron al colegio de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac y allí, bajo la mirada de la Virgen de la Medalla Milagrosa, aprendió a leer y a escribir, y lo prepararon para hacer la primera confesión y la primera comunión. Además, antes de partir a la guerra, se cosió entre las telas de su chaleco una medalla de la Virgen Milagrosa.

Por otro lado, la devoción del Siervo de Dios a la Virgen del Pilar queda patente cuando, en el Campo de Concentración de San Juan de Mozarrifar, poco antes de morir, le dijo al capellán: «Hábleme del Pilar, ya que no puedo ir yo, visítela en mi nombre… Padre, como recuerdo de estas cosas que me ha dicho querría que me diese un escapulario de la Virgen Santísima del Pilar». Por último, el periódico de los Jóvenes de Acción Católica de Zaragoza dedicó varias páginas a la memoria de Ismael, bajo el epígrafe: “Un rojo que tenía el alma blanca». «El año 1940 la Asociación de Jóvenes de A. Católica organizó aquella formidable peregrinación al Pilar de Zaragoza. Más de 20.000 flores de la Juventud llenaron la hermosa Basílica y la plaza que tiene delante. Un bosque de banderas blancas se mecía al arrullo de la brisa maña. Aquello era sublime. Jamás lo olvidaré. Yo era chiquito y estudiaba en un colegio de aquella recordada y querida ciudad. Allí se juró defender, aun con la muerte, la Asunción de Ntra. Señora a los cielos en cuerpo y alma. Alguien allí públicamente, aclamó como modelo de joven de Acción Católica a nuestro Ismael.»

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